domingo, 30 de diciembre de 2012

Y lo mejor que me pudo pasar en el viaje; Fue mirar el paisaje y seguir.

He aquí yo.
A 3000 km de casa.
Lejos. Muy lejos.
Pensar que un día antes no iba a venir, que tenía miedo, que no quería dejar nada ni a nadie en casa, y hoy, estoy acá, sentada, respirando, viviendo, siendo.
Luego de viajar 19hs arriba de un micro con seis pasajeros rusos que hablaban todo el día, llegué, y aca estabas vos.
Que loco hacer tanto por alguien que uno no sabe si lo vale, porque en un año (que es el tiempo en el que no nos veíamos) las cosas entre los dos no mejoraron, y eso se supone que no debería de ser así...
¿Dónde quedamos? ¿A donde nos fuimos?
Aún me sigo preguntando en que momento yo maduré tanto y me dejaste de importar.
Aún me sigo preguntando en que momento todo cambió. No sé si para bien, o para mal, pero cambió.
Yo ya no me siento mas tu nena, mas allá de los mimos, los consentimientos que me llegues a dar este mes.
Y eso me duele a mi, porque no se como corresponderte.
Me hablas, me haces chistes y festejas, pero eso no remienda los muchos años que no vivimos juntos.
Sinceramente, tampoco quiero escribir sobre las cosas malas, pero vamos tres días juntos y el balance no viene siendo positivo.
Ojalá (y no de mala) Te quedes acá para siempre, porque siento que este es tu lugar.
Es algo así como a donde siempre perteneciste, es como si toda tu vida debería de haber pasado acá, y no allá, donde tantas cagadas te mandaste.
Me chusmeas, jajajaja, me chusmeas lo que escribo pero no entendes nada...
No entendes, porque no estuviste para saber mis emociones.
Porque ciertamente no te importa nada que no sea sobre tu familia y la escuela. ¡Como si la educación me curara de todo, o me protegiera!
No te interesa mi salud, no te interesa mi humor, saber en que me intereso, o que me gusta.
No importa los ideales por los que lucho, porque para vos, soy muy chica aún.
Pero, papá, tengo casi dieciocho años.
Vos te reís, te reís de la tele, de los chistes y me llamas, sin comprender que a mi no me dan gracia.
Ahora comprendo que nunca vamos a ser iguales, que YO NO SOY VOS.
No nos parecemos mas que físicamente, no somos la misma persona, y aunque tengamos las mismas mañas, yo no soy como vos.
Entendelo.
No voy a cruzar tu camino y tomar tus riendas, porque soy dueña de mi vida y mis acciones.
Pero... ¿Porque escribir todo esto? Si de todos modos no te importaría...
Recuerdo, que cuando te fuiste de Buenos Aires (sin despedirte de mi) lloré muchísimo  pero vos no te imaginas cuanto lloré.
Meses después mandaste a un amigo a buscar cosas, y con el, te mande muchos de los cuentos que escribía.
¿Alguna vez los leíste? ¿Te importaron? ¿Que opinaste de ellos? ¿Porqué nunca me dijiste nada?
Dejaste (y dejas) pasar muchas cosas que para mi cuentan mucho como persona, y te enfocas en pequeñeces sin importancia que para mi son relativas.
¿Porqué ahora estas sentado al lado mio, viéndome escribir hace horas, y no preguntas para que, o para quien escribo?
Jamás te intereso nada de nosotros (y como nosotros toma  a tu otro hijo, a quien marginaste mas que a mi).
No tengo muchas cosas que acotar, simplemente porque hace dos o tres días que estoy acá con vos, pero bueno, debía escribir lo que sentía antes de que el internet se corte y me quede limitada a sentarme con vos frente a una televisión mirando la nada.
Porque, simplemente, lo escenscial esta en las pequeñas cosas.